El talento en la ciudad
Son muchas las personas que se acercan diariamente a la carrera séptima en Bogotá, rostros alegres y otros cansados que caminan con distintas velocidades, unos pensando en lo tarde que van o quizás algunos otros paseando sin preocupaciones y deleitándose con todo lo bueno o malo que según las miradas pueda tener el lugar.
Este trayecto desde su principio hasta su final tiene un aire mágico si se quiere ver así, cada nota musical es un pasaje para distintos lugares desde la música del caribe hasta las notas melancólicas de un saxofón a lo lejos, todo invita a quedarse un rato más a visitar a cada una de las personas que se ganan la vida allí mostrando algo de arte, algo de cultura y de lo que saben hacer.
Es allí en esta atmósfera artística donde se desenvuelven los artistas de la tiza que, en esta ocasión, aunque sin nombres propios dejan la sensación de que hay talentos impresionantes que serían dignos de formar parte de las grandes galerías o exposiciones artísticas del país.
Nuestros protagonistas son hombres y mujeres, sus edades varían entre los 25 y los 40 años en sus manos el talento es inmensurable convierten un trozo del suelo de la séptima en vida y color con tan solo tiza.
Ellos no ponen un valor a su talento tan solo dejan a la apreciación del transeúnte el costo de su día donde pueden imitar obras reconocidas o recrear el retrato de algún personaje “famoso”; es un espectáculo maravilloso donde no hacen falta parlantes o llamar a voces a la audiencia ya que con solo detener la mirada unos segundos los sentidos se agudizan la vista se sorprende y quiere quedarse allí para entender como esas manos mortales consiguen realizar trabajos tan perfectos.
La concentración es su fuerte y en su silencio se encuentra la paz ante la multitud, para ellos solo existe la tiza y el lienzo que es el piso obras pasajeras que quedan en la memoria de quien los visita y que cada día se renuevan con la misma habilidad, con la misma paciencia y perfección para lograr ser apreciados y obtener a cambio algo de dinero que les ayude a continuar a vivir.
Es la carrera del “rebusque” y de los sueños de la fantasía y la realidad del desempleo que en manos creativas y talentosas deja de ser un obstáculo para convertirse en una puerta para el entretenimiento y esas manos prodigiosas que transforman por un momento una calle sucia en una galería impresionante.
